No podemos terminar estas páginas sin dar las gracias a todos aquellos que han hecho posible que este sueño se vaya realizando. Es de bien nacidos el ser agradecidos y no queremos dejar pasar la ocasión de señalaros con nombre propio nuestro reconocimiento. En primer lugar, gracias al Padre Diego Isidoro García, sin quien todo esto no podría siquiera haber empezado. Gracias a las Apostólicas del Sagrado Corazón que desde el principio creyeron en nosotros y nos albergaron en Lima, facilitándonos todos nuestros pasos por allí. También, de manera especial, a la Comunidad de Apostólicas de Leymebamba por habernos ido orientando en el difícil juego de las relaciones, y por brindarnos su casa. Gracias a la Parroquia de San Agustín que nos ubicó en dos ocasiones en el Hogar de Santa Ana y una en la Casa del Catequista favoreciendo nuestra estancia en Leymebamba, y a los actuales curas Ángel y Manuel. Gracias, también al Centro Mallqui, de manera especial a la Doctora Sonia Guillén que apostó por lo que nosotros ofrecíamos dedicando tiempo y grandes esfuerzos a conseguir nuestros sueños. También gracias a Rosío Díaz por su ilusión y su esfuerzo en los trabajos de campo, superando el miedo a las profundidades y soportándonos en nuestros desaciertos y limitaciones. Y a Víctor y al resto de los trabajadores de Mallqui. Gracias a la Doctora Adriana Von Hagen, a Marcelita, a Óscar y al resto del personal del Museo de Leymebamba que siempre nos han hecho sentir una parte importante de él. Gracias a Javier y a Sinesio muy especialmente porque con ellos ha sido mucho más fácil andar por la selva y desplazarnos de un lugar a otro. Gracias a los arrieros que nos han acompañado en nuestros porteos, a León, a Mardin, Daniel, Sebastián, Enrique y su hijo, Felicita, por su preocupación por cada uno de nosotros. Gracias a Peter Lerche por sus largas conversaciones y por habernos mostrado algo de todo su saber en Kuelap, y por haber disfrutado tanto como para contagiarnos del deseo de aclarar el misterio del Solpecuro. Gracias también a Julio y César y a Ron que nos acompañaron en Tintacushpa y nos apoyaron siempre que pudieron. Gracias a Tito por trasladar nuestra carga por Lima hasta Movil Tour. Gracias a Alfonso por esas ricas comidas que nos preparaba en el campo, y a Celi por las veces que hemos sido acogidos a comer en su casa. Gracias a las autoridades de Leymebamba por habernos permitido poder realizar nuestros trabajos. Gracias también a las autoridades y al pueblo de Montevideo, especialmente a Remigio y a Pancho, por su acompañamiento durante las visitas a la zona Carpona. Gracias a Fernando Santillán y al resto del personal de PROMARTUC y de Cáritas de Chachapoyas por hacernos participar de su ilusión por Quiocta y Vaquín. Gracias a Luis Díez que nos ofreció la posibilidad de trabajar en su proyecto de placa solar y nos facilitó la energía que necesitábamos para nuestras tareas. Gracias a la Federación Madrileña de Espeleología por habernos apoyado económicamente y por facilitarnos nuestros aprendizajes. Gracias al CESPE por habernos facilitado la presencia de Jhon Huamanán en nuestra expedición del 2005. Gracias al Grupo PIK de Valencia, y al Grupo Onda de Castellón, al equipo liderado por Steve Knutson, y al Grupo Espeleológico Bagnols Marcoule por facilitarnos los datos de sus trabajos. Gracias también al Colegio San Buenaventura de Murcia por lo fácil que se lo pusisteis a Esteban Agustín y por vuestro apoyo a nuestra iniciativa. Gracias Miguel por el diseño de la camiseta que nos hizo y que nos ha resultado tan útil en nuestros viajes. Por supuesto, nuestro agradecimiento a los miembros de EspeleoKandil que no nos han podido acompañar, por su cariño al ayudarnos a mejorar nuestras técnicas, por las camisetas que hemos podido llevar y por sus transportes al aeropuerto. Gracias a María, por dejarnos su casa para organizar todo el material y soportar nuestras tardanzas y bullas. Gracias a Natividad Alonso por esa maravillosa saca de botiquín que nos construyó y por las costuras de ese pedazo de portamomias. Gracias a nuestras familias y amigos que nos habéis apoyado contra toda lógica apostando por un trabajo que merecía la pena. |