El interior del Karst

Junto a la zona exterior que ya hemos visto, es conveniente también detenernos en el interior del Karst.

Si a un macizo kárstico le damos un corte de manera que podamos ver su interior, podríamos reconocer tres niveles bien diferenciados: La zona de absorción, la zona de circulación vadosa y la zona freática.

Zona de absorción: Es la zona por donde el agua entra hacia el interior de la tierra y que coincide con el paisaje kárstico exterior.

Zona de circulación vadosa: También se llama a esta zona, zona de transferencia vertical, y es donde se dan los grandes pozos. El agua, por efecto de la gravedad desciende en forma de torrenteras y cascadas erosionando las pareces hasta dejarlas pulidas.

Zona freática: Son las galerías llenas de agua que precisan conocimientos de espeleobuceo para su reconocimiento.

Veamos el siguiente esquema:

Haz click para verlo con detalle

El interior de las cuevas se forma en función del modo en el que el agua las atraviesa. Podemos distinguir varios factores que darán lugar a un tipo de interior en el karst:

El régimen de las aguas: infiltradas por zona vadosa o por zona freática;

La rapidez de circulación del agua: cuando el agua circula con mucha rapidez, las galerías se vacían por completo; a medida que su velocidad es más lenta se van rellenando con sedimentos diferentes.

La red de fracturación: en la que hemos de distinguir entre juntas de estratificación y diaclasas.

El resultado de estos factores nos dará la siguiente diferenciación en la forma de las cavidades:

Conductos en zona freática: cuando el agua circula a presión la erosión hace que las galerías tengan una forma circular. No obstante hay que tener en cuenta que no en todos los lugares de la pared de la galería la roca es exactamente igual de dura y de soluble, y que hay lugares más vulnerables como las fracturas. Si el agua discurre con una velocidad más lenta, la galería tenderá a crecer hacia arriba, erosionando el techo, ya que el fondo se irá protegiendo de la erosión por el depósito arcilloso que se va quedando en el fondo.

Conductos en zona vadosa: Si el agua discurre con velocidad por una zona vadosa, irá siendo cada vez un conducto más profundo. Si lo hace en una diaclasa, la galería irá profundizando formándose un meandro más alto que ancho. Si lo hace por un plano de estratificación se terminará haciendo un laminador (galería de techo muy bajo y de dimensiones anchas).

Así se van formando las galerías subterráneas. El agua, cargada de gas carbónico, disuelve la caliza y agranda paulatinamente el conducto inicial. Con el tiempo, mientras en el techo van a aparecer las distintas concreciones, el agua profundiza hacia capas más bajas y sólo el tramo inferior permanece inundado.

El efecto de la erosión hace que tanto los techos como las paredes se debiliten. Por eso, de vez en cuando, se producen desplomes que dan lugar a nuevas salas en la cavidad